Cuando
se trata de buscar excusas, siempre encontraremos unas muy
buenas para justificar el porqué seguimos postergando indefinidamente nuestros
sueños y metas; sin embargo, hay dos excusas que especialmente se han
convertido en la puerta de salida para aquellas personas que quieren iniciar un negocio, pero no se animan a dar el primer paso: No tengo tiempo y No
tengo dinero.
Punto de vista racional
De
hecho, si lo analizamos desde un punto de vista netamente racional, emprender
de por sí supone un riesgo enorme, y la situación se pone aún más compleja
para aquellas personas que dependen completamente de un empleo, su salario no
es muy alto y tienen bajo su responsabilidad a otras personas.
En
ese sentido, pensar en iniciar un negocio cuando nuestros recursos financieros
son tan limitados y cuando nuestras responsabilidades consumen todo nuestro
tiempo, resulta ser una decisión poco sensata; sin embargo en ambos
casos la realidad es que estas objeciones esconden miedos.
Cada vez tienes menos tiempo para hacer las cosas que realmente quieres hacer
Los
seres humanos solemos creer que en el futuro tendremos más tiempo del que
tenemos ahora, por eso aplazamos nuestros grandes sueños, proyectos y metas
para ese "algún día" en el que todo estará perfectamente alineado y
por fin podremos empezar a hacer lo que realmente queremos. Sin embargo, lo
paradójico del caso es que cada día tenemos menos tiempo, y esto se debe a
dos razones específicas...
En
primer lugar, si miras un poco hacia atrás en tu vida, podrás ver que con el
pasar de los años tus responsabilidades se han incrementado. Generalmente, las
personas suelen sumergirse en estilos de vida que los esclavizan y que los van
atrapando en un círculo vicioso en el que nunca tienen tiempo para nada. Lo
urgente se antepone a lo importante. Seguramente, hace 5 años tenías menos
compromisos que ahora.
Y,
en segundo lugar, cada día que pasa es un día menos de vida. Hace 5 años tenías
5 años más de vida que ahora. Suena un poco obvio, pero la gran mayoría de las
personas deja pasar sus días sin percatarse del gran valor que tiene cada uno
de ellos.
El
punto es que si hoy no tienes
tiempo para hacer lo que realmente quieres hacer, en el futuro tendrás menos
tiempo; lo que significa que, muy probablemente, jamás vas a empezar a
trabajar por tus sueños.
Hoy
mismo el mundo está lleno de personas que miran hacia atrás con frustración
porque se quedaron esperando el momento "perfecto" para emprender,
pero solo veían pasar sus días mientras las deudas y compromisos seguían
incrementándose.
"El mejor
momento para plantar un árbol fue hace 20 años. El segundo mejor momento es
ahora".
-Proverbio Chino
¿No tienes tiempo o tus prioridades son otras?
Resulta
irónico que muchas de esas personas que no tienen tiempo para iniciar un
negocio, son las mismas que ven 2 horas diarias de televisión, duermen 10 horas
cada día y no se pierden los planes de ocio con sus amigos.
Sé
que estoy exagerando un poco y que seguramente algunas personas si tienen
ritmos de trabajo y de vida que consumen por completo su tiempo, pero en la
mayoría de los casos no es así.
Es
cuestión de prioridades. Si tus sueños y objetivos no son tu prioridad,
jamás tendrás tiempo para ellos.
Pero
no se trata solo de "sacar tiempo" y dedicar las sobras de tu jornada
a trabajar por lo que quieres. La clave es dedicar el tiempo en el que tienes
más energía y eres más productivo, a las cosas que son realmente importantes
para ti.
Haz
el ejercicio de revisar cuáles son tus prioridades en este momento de tu vida,
¿cuáles son esas actividades a las que estás dedicando la mayor parte de tu
tiempo? ¿Cuándo tienes tiempo libre, a qué lo dedicas? ¿Cuáles actividades
forman parte de ese 20% que más resultados y beneficios aporta a tu vida?
¿Cuáles actividades del día a día solo consumen tu tiempo y energía sin dejarte
resultados ni beneficios significativos?
Después
de tener claro cómo estás invirtiendo tu tiempo, podrás reorganizar tus
prioridades y comenzar a trabajar por tus metas.
"No es que
tengamos poco tiempo, sino que perdemos mucho.” -Séneca
¿No
tienes dinero o no confías lo suficiente en tus ideas como para invertir en
ellas?
En
nuestras conferencias de emprendimiento solemos preguntar a los asistentes si
compran regularmente la lotería. Aproximadamente un 5% de los asistentes
levantan la mano afirmando ser compradores regulares de la lotería. Luego les
hago la siguiente pregunta: ¿Si tuvieran la total certeza de que van a
ganarse la lotería esta noche, quiénes la comprarían? Todos sonríen
con tono de burla y levantan la mano afirmando que obviamente la comprarían.
Finalmente, les pregunto ¿Y si no tienen dinero en el momento para
comprar la lotería que seguro se van a ganar, dejarían pasar la oportunidad? Los
asistentes responden cosas como "Pediría
prestado", "Vendería
mi tv", etc.
Ahora
la pregunta es: ¿Si tuvieras la total certeza de que vas a tener éxito
en tu negocio, lo empezarías?
Si
lo miras desde esa perspectiva, el problema
no es la falta de dinero, sino que no crees en tus ideas, ni en ti mismo, lo
suficiente como para invertir en ellas.
Lo
interesante es que, a diferencia de la lotería, los negocios no son cuestión de azar. Si te preparas, investigas,
emprendes en una industria que entiendes y trabajas con determinación, las probabilidades de tener éxito son
muchísimo más altas que las de ganarse la lotería. Sin embargo, hay más
gente allá afuera comprando loterías que invirtiendo en sus ideas.
Un
emprendedor no puede andar haciendo negocios como si estuviera jugando una
lotería. No se puede dejar todo al azar. Si de antemano no confías plenamente
en ti, en tus capacidades y en tus ideas, difícilmente vas a poder desarrollar
tu emprendimiento.
Cuando
crees firmemente en lo que estás haciendo y tienes una visión clara de lo que
vas a hacer, tiene mucho sentido pensar en apalancarte con el dinero de otros o
vender algunas de tus posesiones para conseguir el dinero que necesitas para
emprender.
"Un
empresario es capaz de ver el árbol, aún cuando solo tiene la semilla sostenida
en su mano."
Tú eliges si tienes excusas o resultados
Al
final de cuentas, cuando das una excusa
te la estás dando a ti mismo. Nadie más que tú tendrá que asumir las
consecuencias de postergar indefinidamente tus sueños y metas. Eres tú quién
decide si quieres vivir una vida llena de satisfacciones y logros, o una vida
llena de frustraciones y arrepentimientos.
Usa tus excusas como inspiración. La falta de dinero no debería ser tu
excusa, sino tu motivación para emprender. Tus hijos no deberían ser tu excusa,
sino tu inspiración para seguir adelante tras tus sueños.
La
gran mayoría elige dar excusas... pero, tú no eres como la mayoría.
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